Los pies
Pasamos parte de nuestro tiempo dedicando cuidados al cuerpo, al pelo, las uñas… Incluso visitando al fisioterapeuta o al osteópata si nos aqueja algún dolor. Pero pocas veces pensamos que, quizá, ahí abajo, cerca del suelo, tengamos la respuesta a muchas de nuestras dolencias. Y es que aquellos que caminan sin ser conscientes de ellos, los pies, sepan que son la base de sustentación de todo nuestro organismo.
Cada día ellos cargan con todo nuestro peso. Se merecen un artículo en este espacio.
La Programación Neuromotriz nos dice:
Los pies, esos enclaves huesudos, reciben a menudo pocos elogios, pero lo cierto es que son maravillosos.
El pie tiene que realizar tres funciones distintas: es amortiguador, plataforma y palanca de empuje.
La forma curva del pie, como la del arco romano, es inmensamente fuerte, pero también es flexible, lo que proporciona un rebote elástico a cada paso. La combinación de arco y elasticidad dota al pie de un mecanismo de retroceso que ayuda a hacer que nuestro andar sea rítmico, dinámico y eficiente en comparación con los movimientos, más torpes y pesados, de otros simios.
Nuestros pies fueron inicialmente diseñados con una función prensil, es decir, para asir objetos; de ahí que contengan tantos huesos.
Nuestros antepasados en la antigua Mesopotamia, hace unos 6.000 años, ya empezaban a comprender la importancia del uso de arcos para ciertas edificaciones…
1.1. La importancia de la forma de arco dentro del cuerpo humano
Esta estructura es, pues, la ideal para cargar y soportar el peso, y si observamos la naturaleza la veremos en multitud de organismos. Sin embargo, hay cada vez más personas que la están perdiendo, que ven cómo sus cimientos se colapsan.
¿Qué es lo que ha causado la degeneración de la estructura y la fuerza del pie? El calzado que usamos, el estilo de vida sedentario y el entrenamiento moderno de fitness.
El calzado restringe el desarrollo natural del pie y conduce a un comportamiento alterado en la locomoción porque golpeamos con el talón. Si no usáramos calzado, no apoyaríamos primero la base del talón, que está diseñado para descansar más que para amortiguar. Un gran número de personas hoy en día se desplazan y cargan estáticamente su cuerpo sobre una base colapsada, que se denomina interior del hueso del tobillo bajo (IABL)
Por lo tanto, el pie funciona fantásticamente cuando mantiene su forma anatómica; sin embargo, lo hace muy mal cuando pierde esta forma o sus tejidos pierden capacidad. El uso de calzado inapropiado que restrinja o limite su función, no exponerlo a diferentes superficies ni exigirle de forma mecánica que gestione distintas cargas provocará que los tejidos pierdan sus capacidades originales y que incluso se modifique su estructura ósea original.
De igual forma, la falta de estímulos mecánicos en conjunto con el uso continuo de zapatos rígidos podría contribuir a que se pierda el tono de los tejidos que conforman el arco plantar, produciendo la condición conocida como pie plano. Básicamente las estructuras se vuelven laxas y el pie pierde su forma de arco, colapsando hacia abajo.
(Vivar, P y Tarí, J. 2023 pp. 206-214)
Conecta con la tierra y cúrate
Tal como señala Valenzuela, experto en terapia ortomolecular, y Psiconeuroinmunología Clínica, cuando habla de nuestro campo electromagnético comparándolo con la energía electromagnética vital para las reacciones químicas que se dan en nuestro organismo:
Conéctate (literalmente) con la Tierra
El Físico, ganador de un Nobel Richard Feynman, en sus conferencias sobre electromagnetismo, explicaba cómo, cuando un cuerpo entra en contacto con la Tierra, su potencial eléctrico se iguala al de ésta, pasando a ser parte del gigantesco sistema electromagnético del planeta. Así, el potencial de la Tierra se convierte en el «agente de trabajo que cancela, reduce o aleja los campos eléctricos del cuerpo».
Lo que no sabía el bueno de Richard era que en 1965 estaba sentando las bases de lo que hoy conocemos con el anglicismo de earthing o grounding («hacer toma de tierra»), fruto de la evidencia de que el campo electromagnético de la Tierra tiene una poderosa influencia en el funcionamiento de nuestro organismo.
[…]
Nuestro cuerpo funciona como un conductor natural que necesita del contacto de nuestros pies descalzos sobre la tierra para equilibrar su carga electromagnética gracias a la de la Tierra.
(Valenzuela, A. 2023, pp 310, 312)
El libro “Earthing, con los pies descalzos. Conéctate a la Tierra y te sentirás mejor”, ha sido mi gran descubrimiento de 2024. Venía leyendo bastante sobre el tema de la pisada, de cómo los zapatos deforman la figura natural de nuestros pies, nuestra anatomía plantar, es donde nacen muchos de los dolores que nos torturan cada día. A veces, detrás de un dolor de rodilla o de cadera, el origen está ahí abajo.
Lo maravilloso de este libro es, que además de invitarte a andar sin zapatos por el bien de tus pies, como leeréis más abajo, que al hacerlo en superficies naturales, además, están mejorando tu salud y, por tanto, tu calidad de vida. Os dejo un fragmento del libro donde vais a entender de qué os hablo:
Earthing
Para la mayoría de nosotros, reconectarse con la Madre Tierra normalmente significa irse de camping, de excursión, a la playa, o hacer tareas de jardinería…
La reconexión de la que os quiero hablar hoy, que es el tema que desarrolla EARTHING, es bien distinta.
Por reconexión queremos decir quitarte los zapatos y los calcetines y sentarte, ponerte de pie o caminar descalzo por el suelo, algo que es totalmente gratis y está a nuestro alcance (naturalmente, donde sea seguro y cómodo).
Con la reconexión lo que haces es similar a lo que se conoce en el mundo eléctrico como toma de tierra, la práctica habitual de conectar equipos y aparatos a Tierra para protegerlos contra descargas, cortocircuitos e interferencias. Aplicado a las personas, Earthing protege de forma natural el delicado sistema de circuitos bioeléctricos del organismo contra las cargas eléctricas estáticas y las interferencias. Y lo más importante es que facilita la recepción de los electrones libres, la energía y las señales eléctricas estabilizadoras de nuestro planeta. La conexión con la Tierra corrige la inestabilidad eléctrica y la deficiencia de electrones que nunca imaginaste que pudieras tener. Recarga y reabastece tu cuerpo con algo que nunca creíste que hubieras perdido o…necesitado.
La exposición a la luz solar produce en el cuerpo vitamina D, imprescindible para la salud. La exposición al suelo suministra un “nutriente” eléctrico en forma de electrones. Piensa en estos electrones como vitamina T -T de Tierra-. Al igual que la vitamina D, también necesitas vitamina T para tu salud y vitalidad.
Earthing de una ojeada
3.1. ¿En qué consiste Earthing?
Consiste en acoplar tu cuerpo a las delicadas energías externas de la superficie de la Tierra. Esto supone caminar descalzo en el exterior y sentarse, trabajar o dormir en el interior mientras estamos conectados a un dispositivo de conducción que le proporciona la energía curativa natural de la Tierra a tu cuerpo. Desde hace más de diez años, miles de personas en todo el mundo -hombres, mujeres, niños y deportistas- han incorporado Earthing a sus rutinas diarias.
Los resultados están documentados y son extraordinarios.
3.2. ¿Qué sucede?
Tu cuerpo se impregna con electrones libres cargados negativamente, presentes en abundancia en la corteza terrestre, y se regulará inmediatamente con la misma potencia o nivel eléctrico de energía que el planeta.
3.3. ¿Te encontrarás mejor?
Por lo general, sí, y con frecuencia rápidamente. El grado de mejoría varía, sin embargo, de una persona a otra. Lo importante es incorporar Earthing a tu rutina diaria y hacer todo lo posible para obtener los máximos beneficios.
Cuando Earthing se detiene, los síntomas tienden a regresar poco a poco.
3.4. ¿Qué hace Earthing?
Las observaciones y las investigaciones realizadas señalan los siguientes beneficios de Earthing, aunque esperamos que aparezcan muchos más con los estudios que se están llevando a cabo:
- Desactiva la causa de la inflamación y mejora o elimina los síntomas de muchos de los trastornos relacionados con ella (vivimos en una época de alarmante aumento de las afecciones relacionadas con la inflamación crónica -como el cáncer- y el sistema inmunitario -alarmante aumento de los trastornos autoinmunes-).
- Reduce o elimina el dolor crónico.
- Mejora el sueño, en la mayoría de los casos.
- Aumenta la energía.
- Reduce el estrés y promueve la calma en el cuerpo, templando el sistema nervioso y las hormonas del estrés.
- Normaliza los ritmos biológicos del organismo.
- Diluye la sangre y mejora el flujo y la presión arterial.
- Alivia la tensión muscular y los dolores de cabeza.
- Disminuye los síntomas hormonales y menstruales.
- Incrementa considerablemente la curación y permite prevenir las úlceras.
- Reduce o elimina el jet lag.
- Protege al organismo contra los campos electromagnéticos del entorno potencialmente nocivos para la salud.
- Acelera la recuperación de la actividad deportiva intensa.
El problema del calzado
El desaparecido doctor William Rossi, podólogo de Massachusetts, escribió en un artículo de 1999 en Pediatry Management:
Para una persona que lleve zapatos es imposible una forma de caminar natural desde un punto de vista biomecánico. Nos llevó cuatro millones de años desarrollar nuestro pie humano único y nuestra consiguiente forma inconfundible de andar, una notable proeza de bioingeniería. Sin embargo, en solo unos pocos miles de años, y con un instrumento pésimamente diseñado, nuestros zapatos, hemos deformado el modo anatómico puro del andar humano, obstruyendo la eficiencia de su ingeniería, provocándole deformaciones y tensiones y negándole la gracia natural y la facilidad de movimiento que su forma le imprime.
Dejando cuestiones mecánicas aparte, el doctor Rossi poseía una rara sintonización con los riesgos potenciales para la salud, causados por la separación de la Tierra y el cuerpo, creados por el calzado moderno con suelas hechas de material aislante. Así, en un artículo de 1997 en Footwear News, escribió:
La planta del pie (o superficie plantar) está profusamente cubierta con unas mil trescientas terminaciones nerviosas por cada pulgada cuadrada. Eso es mucho más de lo que puede encontrarse en cualquier otra parte del cuerpo de tamaño comparable. ¿Por qué hay tantas terminaciones nerviosas concentradas allí? Para mantenernos “en contacto” con la Tierra, con el mundo físico real que nos rodea. A esto se le llama “respuesta sensorial”. El pie es el vínculo vital entre la persona y la Tierra.
Matteo Tavera (1969), en su libro La mission sacrée ofrece una variedad de sugerencias prácticas que, aparentemente, podrían encajar en la mayoría de nuestros estilos de vida:
- Camina por zonas naturales y elige las áreas cubiertas por hierba en lugar de las carreteras asfaltadas. Procura caminar descalzo o al menos con una protección que permita el contacto o el intercambio eléctrico. Notarás la diferencia en tu estado de ánimo, en tu salud. Ese contacto te mantendrá vivo, con alegría en el corazón.
- Siempre que te sea posible, por tu piel directamente en contacto con la Tierra, la hierba o el agua natural, ya sea en un lago, en el río o en el mar. En tu jardín…la hierba húmeda es un conductor perfecto.
- Utiliza el tronco de un árbol para apoyarte en él y robarle parte de su electricidad para beneficio de tu salud.
- Bañarte, sobre todo en el agua del mar (por las sales), un lago o un río, es sumamente beneficioso. Si puedes, camina descalzo por estas aguas. Si ya lo has hecho, habrás comprobado los beneficios que genera para tu sistema nervioso, tu sueño, tu apetito y tu actitud. Cuando estás vinculado a la Tierra y participas en los intercambios de electricidad, empiezas a sentirte como un ser humano otra vez”.
(Ober, Clinton; Sinatra, Stephen T. y Zucker, Martin, 2022, pp 26-44)
Si en algún momento me ven caminando descalza, ya conocen los motivos.
Cuando empezó el presente curso escolar, fue muy grato encontrar a cuatro niños con calzado respetuoso, y ver como otros, por propia decisión, se descalzan en el patio. Estoy segura de que pequeños cambios consiguen grandes mareas, ojalá pronto sean unos pocos más.
Para cerrar este tema tan interesante donde se resumen pequeños tips de cómo podemos ponerlo en práctica adultos y niños, quiero tratar un tema que nos acerca más, si cabe, a estar en contacto con la naturaleza: playas, jardines, bosques, prados…
Espacios biofóbicos y déficit de naturaleza
En muchas ocasiones me he preguntado los motivos que llevan a los niños de entre 3 y 6 años a querer entrar del patio en cuanto suena la sirena / música anunciando que acaba el recreo.
No es lo natural que un niño de esta edad prefiera los espacios interiores, con paredes y hormigón; al espacio amplio del patio, con juegos, arena y recibiendo los beneficiosos rayos del sol de la mañana (vitamina D que absorben nuestros huesos), donde poder correr y dejar aflorar su energía vital.
Leyendo “Patios vivos” descubrí el término “biofobia social y cultural” y entonces lo entendí.
En el capítulo 3, este libro trata el tema del déficit de Naturaleza:
Déficit de Naturaleza
Con la industrialización, el crecimiento descontrolado de las ciudades, la (sub)urbanización del campo, el imperio del automóvil, la contaminación atmosférica y, en general, un entorno hostil, niños, niñas y jóvenes han perdido amplios márgenes de libertad y autonomía en el último siglo. Según las estimaciones, pasan casi un 90% de su tiempo en interiores. La proliferación de pantallas inmoviliza sus cuerpos (solo las pantallas han conseguido algo tan antinatural como que una criatura esté quieta); deteriora sus sistemas sensoriales, perceptivos, emocionales y atencionales; coloniza su imaginación y ocupa buena parte de su tiempo de ocio, pero también de aprendizaje. Estas condiciones complican la satisfacción de sus necesidades vitales, indispensables para el correcto desarrollo del organismo en crecimiento.
Respirar aire limpio, recibir la luz del sol, el tacto y contacto afectivo, gozar del silencio, moverse en libertad, afinar el sistema sensorial, expresar emociones, jugar e imaginar creativamente, relacionarse con su grupo natural (de distintas edades), con los elementos (agua, tierra…) y los seres vivos de otras especies…o, simplemente, percibir estas necesidades y comunicarlas puede resultar complicado. Hasta empieza a faltarles algo tan importante como la mirada materna en los primeros años de vida. Una experiencia natural gracias a cuya frecuencia y continuidad las criaturas van incorporando el complejo sistema de comunicación humana en incontables interacciones visuales, gestuales y energéticas (un número creciente de bebés pasan más tiempo mirando la pantalla de un móvil que los rostros de sus progenitores y cuidadores).
Como resultado, buena parte de ellas sufren síntomas físicos, mentales, afectivos, sociales; algunos de los cuales han sido tipificados por los pediatras como “trastornos del neurodesarrollo”; otros se consideran problemas de salud asociados al estilo de vida. Fenómenos tan antinaturales como que niños y niñas de Infantil y Primaria se muestren habitualmente apáticos o temerosos ante la idea de salir espontáneamente al aire libre, sin intermediarios ni actividades organizadas, están empezando a “normalizarse”.
Muchos sienten ansiedad en los espacios abiertos, tienen dificultades para orientarse, les preocupa la posibilidad de “aburrirse” o de no saber qué hacer, temen mancharse o caerse, y los animales (insectos, reptiles, mamíferos…), e incluso su propio cuerpo les producen asco y miedo.
Un efecto secundario de la biofobia social y cultural es el llamado “analfabetismo ambiental” que, aunque nos sorprenda, también nos afecta a los adultos”.
La hipótesis del déficit de naturaleza empieza a calar entre los profesionales de la pedagogía, la psicología y la pediatría; muchos de los cuales están tomando conciencia de las posibilidades, tanto preventivas como terapéuticas, de los entornos naturales”.
(Freire, H. 2020, pp 42-46)
El confinamiento nos hizo sentir más seguros dentro que fuera, y puede que se nos haya grabado ese recuerdo en el ADN.
El vínculo con la Naturaleza está en nuestros genes, lo portamos como hábitos ancestrales, es un derecho inalienable de toda criatura humana, adquirido a lo largo de miles de años de interacción con nuestro origen. Es lo natural en la raza humana.
Desde este pequeño espacio que es mi humilde blog, os animo a descubrir la Región, con tantos lugares hermosos que visitar, y poner en práctica algunas de las ideas aquí descritas.
Y si Murcia se os queda pequeña, el mundo está lleno de lugares verdes y naturales preciosos.
Eso sí, proteger los entornos en pro de la salud de la naturaleza es tarea de todos, sin ensuciar, ni invadir. Educando a nuestros pequeños en el cuidado de este precioso planeta. Incluso recogiendo basura, (yo siempre llevo una bolsita conmigo e intento recoger entre 5 y 10 cosas).
🙏🏽 Gracias por leer hasta el final.
¿Qué sería la vida si no tuviéramos el valor de intentar cosas nuevas? Vincent Van Gogh
Reseña bibliográfica
Película de 15 minutos sobre el inventor de la conexión a tierra, Clinton Ober:

Contenido bajo
Licencia
4.0