Dispositivos en cuarentena

Hoy quiero hablarles sobre un tema que es cada vez más relevante en la vida de nuestros pequeños: el uso de smartphones. Sabemos que estos dispositivos se han convertido en herramientas muy comunes en la vida diaria, pero cuando se trata de niños tan pequeños, como los de 3 años, es fundamental reflexionar sobre cómo, cuándo y por qué exponerlos a ellos.

Sacar el tema es aceptar que se generará conflicto por la variedad de opiniones. Cualquiera que quiera justificar su uso, encontrará los argumentos para hacerlo.

En la actualidad, damos por sentado que la gran mayoría de la población posee y utiliza un smartphone, y que estamos bastantes horas “conectados”. Estamos muy familiarizados con términos como “nativo digital”, “tecnópata”, “smartphone”, “dispositivo”…

Hace unos años comenzó la era digital (año 1984), nació Internet, caracterizado por la velocidad en las comunicaciones, supuso un gran cambio en la forma de relacionarnos. Y desde entonces llevamos un gran rodaje, con los avances de la tecnología y la IA (Inteligencia Artificial)

Las TIC entraron con fuerza en los centros educativos, y ahora, con perspectiva, vemos que lo hicieron sin previo estudio de las consecuencias que podrían tener para los más pequeños.

Los niños, hasta los 7 años de edad, no deberían utilizar dispositivos.

Si hablamos de “nativo digital” debemos hablar de Mark Prensky, que en 2001 acunó el término que hace referencia a todos aquellos que, por nacer en la era digital, se mueven con fluidez navegando en internet, ponen en marcha multitareas, poseen destrezas en el uso de dispositivos…

Si naciste antes de esa era, eres “inmigrante digital”.

A pesar de su popularidad, ese concepto fue puesto en cuestión en varios estudios desde 2008. Concretamente, el informe The Google generation: the information behaviour of the researcger of the future, publicado en 2011 por un grupo de académicos (Rowlands et al., 2008), estima que el concepto nativo digital está sobrevalorado. Catherine L’Ecuyer

Está claro que la tecnología tiene un impacto en los niños. Y muy pocos padres se informan realmente sobre ese impacto, sobre las consecuencias.

Hoy quiero resumir algunos aspectos relevantes que deberíais conocer:

  • Desarrollo cognitivo y emocional: A los 3 años los niños están en una etapa clave para su desarrollo. El exceso de pantallas puede interferir con actividades importantes como jugar con otros niños o interactuar con adultos, lo cual es esencial para su crecimiento a nivel de lenguaje, empatía y habilidades sociales. Los niños aprenden en contacto con la realidad. Es un momento crucial para ampliar sus relaciones sociales y aprender a hablar bien.
  • Tiempo de pantalla limitado: La recomendación es que los niños entre 2 y 5 años no pasen más de una hora al día frente a pantallas. Este tiempo debe ser supervisado por un adulto y debe ser interactivo y educativo, para asegurarse de que el contenido sea apropiado y que se pueda conversar sobre lo que el niño está viendo, para su comprensión.
  • Riesgo de adicción temprana: El uso excesivo de pantallas puede llevar a una dependencia tecnológica, dificultando la concentración en otras actividades y afectando al sueño. Los niños pequeños no tienen la capacidad de regular su tiempo de pantalla por sí mismos.
  • El ejemplo es clave: Los niños imitan lo que ven en casa. Si ven a los padres usando constantemente el móvil, probablemente lo imitarán. Es importante ser conscientes de nuestro propio uso de la tecnología. (Ya avisamos al claustro del colegio de la sorpresa al ver a los niños coger tetrabriks de la basura para hacer juego simbólico imitando que hablan por el móvil)
  • ¿Qué podemos hacer?: Establecer límites claros en el tiempo de uso, elegir contenido adecuado y fomentar actividades alternativas como juegos al aire libre, contar cuentos juntos, hacer galletas o manualidades, en definitiva, dedicar más tiempo a actividades en familia que no involucren dispositivos electrónicos.

En resumen, el uso de smartphones debe ser controlado en esta etapa temprana. Aunque la tecnología puede ofrecer oportunidades de aprendizaje, las interacciones humanas y las experiencias reales siguen siendo esenciales para el desarrollo de nuestros niños.

Flaco favor

“Menores de edad, no de derechos digitales” (Así titula el eslogan de la campaña de Unicef España y la Fundación Atresmedia), y parece que si nos hablan de derechos, lo tienen todo ganado. Pero hay una cuestión muy importante que debemos poner sobre la mesa, y es que un niño de edad infantil no tiene la madurez para hacer un uso responsable de las tecnologías ni de las pantallas. En cierto modo, es como darle un cuchillo y esperar que no se corte.

Aquí lo fácil es hacer lo que hace la mayoría, dejarle el móvil al niño. Lo cómodo es ponerlos delante de una pantalla para que los hipnotice, para que no se muevan, para que no molesten. Mientras papá y mamá comen “tranquilos”, su hijo pasa de un vídeo a otro sin control ni explicación de lo que está viendo. Con los anuncios pertinentes que no se pueden “saltar”, sean los que sean. Los raros aquí, la minoría, son los adultos que deciden no comprar un móvil a sus hijos hasta la mayoría de edad, o los que no conceden minutos como premios consumiendo pantallas a los hijos pequeños si hacen tal cosa…

No hace mucho, una operadora de telefonía publicó lo que vino a llamar “la solución completa para proteger a los niños en el uso de su primer móvil”. Claro, ellos quieren que tú les compres un móvil, a cambio te dan “la solución” para la adicción al móvil, a los problemas de salud mental y al ciberbullying…

La mejor prevención es no poner en sus manos un dispositivo.

¿Sabes que ya hay estudios sobre bebés que han identificado por primera vez una emoción en un smartphone antes que en la cara de su propia madre? A mí me parece desolador.

Lo que nadie te cuenta

¿Recuerdas cuándo tu bebé nació cuál era su sentido menos desarrollado?

Te lo recuerdo, la vista. Si ahora tu hijo tiene 3 o 4 años, el sentido que sigue teniendo menos desarrollado es la vista.

Los músculos ciliares (músculos que permiten adaptar la visión) del cristalino del ojo, alrededor de los 7 años, favorecen la visión lejana. Esto se traduce en que la mayoría de los niños no están físicamente preparados para enfocar los ojos cerca. Además el ojo necesita tener una buena humectación y oxigenación. Deben ir ganando en flexibilidad muscular, rango de movilidad…Cosas que sucederán poco a poco, y por lo que no es bueno que tu hijo mire una pantalla pequeña y luminosa. Otra consecuencia preocupante relacionada con la salud visual es el aumento alarmante de niños con miopía a partir de los 10 o 12 años.

(Chubarovsky, T. citando a Carla Hannaford en “Aprender moviendo el cuerpo”, editorial Pax México, en su capítulo dedicado a la visión)

En resumen, su ojo no está madurativamente preparado.

Me aburro

Hoy en día, muchos niños parecen dominar a sus padres o se ven atrapados por todo tipo de estímulos externos, como tabletas, teléfonos móviles o televisión. Ese vacío que podría llenarse con la adicción a la tecnología puede llevar a que, en la adolescencia, busquen consuelo en sustancias como la marihuana, el alcohol o las apuestas. Es crucial permitir que resurjan sus capacidades creativas, que se ven perjudicadas por la falta de fantasía.

Desafortunadamente, muchos niños sufren de saturación y sobreestimulación desde muy pequeños, lo que les hace parecer aburridos incluso a los 2 o 3 años. Ese niño que, a tan corta edad, se adapta para cumplir con tareas y no demanda su espacio para el juego libre debería ser motivo de preocupación.

Es esencial defender el derecho de los niños a jugar. En los países en vías de desarrollo, pueden perder la oportunidad de jugar por ser explotados teniendo que trabajar. En los países desarrollados, el riesgo de no jugar es debido a las exigencias académicas. En cualquiera de las circunstancias, se trata de un verdadero “infanticidio”.

(Chubarovsky, (2023) El aburrimiento es la ventana de la creatividad).

Además del aburrimiento del que habla Tamara Chubarovsky; Catherine L’Ecuyer tiene un artículo donde hace la prueba del aburrimiento. En este artículo cita a Dimitri Christakis, añadiendo un vídeo suyo, en inglés, tratando el tema sobre el impacto de las pantallas.

En la presentación de Dimitri Christakis (experto en el impacto de las pantallas en niños pequeños) en el famoso foro TedTalks, se argumenta que los contenidos rápidos y sobreestimulantes de la televisión, como los cambios abruptos de escena y los ruidos intensos, condicionan a los niños a ritmos acelerados. Esto les hace ver la vida cotidiana como aburrida, lo que genera nerviosismo, hiperactividad y ansiedad. Christakis también vincula esta sobreestimulación con una menor aversión al riesgo, lo que explica el comportamiento de los niños que realizan acciones peligrosas sin percatarse del peligro, buscando nuevas sensaciones para mitigar su adicción a la estimulación.

Cuando te quejes de que tu hijo “no para”, detente y reflexiona, probablemente sea consumidor de azúcar y pantallas, no puedes delegar en él la responsabilidad de su consumo, aún no tiene ni la madurez suficiente ni el criterio de elegir lo que le viene mal o bien. Tampoco conoce el alcance de lo que puede estar perjudicándole su uso.

Reseña bibliográfica

“Siembra en los niños ideas buenas aunque no las entiendan… Los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas florecer en su corazón” Maria Montessori

🙏🏽 Gracias por tu compromiso en el bienestar de tus hijos.


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